domingo, 24 de junio de 2012

Y así, de repente.


La mañana del martes, Benjamín Romo leía el periódico y tomaba su desayuno. Al terminar, recogió la mesa y lavó los platos. Se metió al baño y se cepilló los dientes. De regreso a la sala, y antes de tomar su portafolio, se detuvo por un momento. Benjamín tomó un respiro e hizo un gesto de aceptación. Se había dado cuenta de lo que le pasaba. Agarró el teléfono y llamó al Hospital Santa Elena:

- Hospital Santa Elena, buenos días, ¿en que puedo ayudarle?
- Si, buenos días, señorita. Mire, lo que pasa es que me volví loco, ¿podrían enviarme una ambulancia para que venga a recogerme?
- Por supuesto, señor, usted no se preocupe. ¿Me puede dar sus datos y su dirección?
- Si mire, soy Benjamín Romo. Vivo en Av. de la Huerta 2398, interior 6, colonia Solidaridad. Tengo seguro médico, ¿quiere que le diga mi número de póliza?
- Si, por favor.
- Okey, es 234459BRD.
- Muy bien señor Romo, la unidad llegará en cualquier momento. Que tenga un buen día. 
- Gracias, igualmente.

Benjamín Romo colgó el teléfono y se sirvió un vaso de agua. Se sentó en el sofá y se aflojó la corbata. Al cabo de 7 minutos, tocaron a la puerta:

- Buenos días, vengo del Hospital Santa Elena.
- Si buenos días, pásele. Déjeme nomás agarrar mi celular.

Salieron del departamento y bajaron las escaleras. Afuera se encontraba la ambulancia. Benjamín Romo abrió la puerta del copiloto y el chofer quitó del asiento varias revistas y periódicos.

- Déjeme nomás acomodar esto. Ya está. Pásese. Siéntese.

Cerraron las puertas. La ambulancia arrancó y se fueron al hospital.

- ¿Y a usted que le pasó, amigo?
- Pues nada, que me volví loco.
- Ah, que caray. ¿Ahorita en la mañana?
- Si, acababa de desayunar.

Llegaron a la entrada del Hospital Santa Elena. Benjamín Romo se bajó de la ambulancia y agradeció al chofer. Abrió la puerta, entró al hospital y caminó hacia la recepción.

- Buenos días, señorita, soy Benjamín Romo, llamé hace rato.
- Sí, buenos días señor Romo. El Dr. Velasco lo está esperando en el consultorio 4. Es el último del pasillo de la izquierda. ¿Traerá de casualidad lo de su seguro?
- Si, aquí lo traigo.

Benjamín Romo sacó de su maletín una carpeta amarilla. Se la entregó a la recepcionista. Ella, a su vez, le entregó otras hojas. Benjamín Romo firmó lo que tenía que firmar y se dirigió al consultorio 4.

- Buenos días señor Romo. Pásese. Siéntese. Dígame, ¿en que le puedo ayudar?
- Buenos días doctor. Si, mire, es que me volví loco.
- ¿Como a que hora, mas o menos?
- Pues, a eso de las 8:30 - 8:40. Acababa de desayunar.
- ¿Que desayunó?
- Unos huevos revueltos, tocino y frijoles. Y café.
- A ver, déjeme lo checo.

El Dr. Velasco sacó su estetoscopio y se lo puso en la espalda a Benjamín Romo. Le pidió que respirara. Otra vez. Después se lo puso en su pecho. Le pidió que respirara. Otra vez. Después sacó su otoscopio y le reviso los oídos. Primero el derecho y luego el izquierdo. Después le pidió que dijera “Aaah”. Con un palito de madera empujó su lengua para abajo mientras, ayudado por una pequeña linterna, se asomaba a su boca.

- Si, mire - Y sacó su pluma haciendo un *click* para escribir en un papel - Lo voy a mandar con el Dr. Rivera. El está en el psiquiátrico de Lourdes, ¿si sabe cual? por Juan del Monte. Ahorita le da este papel a la secretaria para que lo lleven a su casa y haga una maleta con sus cosas. Este otro se lo da al Dr. Rivera.
- Okey, doctor, muchas gracias.
- Si, de nada, Sr. Romo. Que esté bien.

Benjamín Romo se dirigió de vuelta con la recepcionista. Le entregó el papel. “Si, ahorita viene la ambulancia”. Ruidos de radio comunicador. Se sentó en la sala de espera. Sacó su celular y llamó a su secretaria, Verónica. Le dió instrucciones para que Rodriguez hiciera la presentación. Le dijo que les avisara a los de Ever Time que no iba a poder llegar, que se había vuelto loco.  

Al poco rato, llegó el mismo chofer que lo había llevado al hospital. Se llamaba Ernesto.

- ¿Y ahora para donde, don Benjamín?
- Pues nos vamos a regresar mi departamento para recoger unas cosas. Que me mandaron con el Dr. Rivera al Lourdes.
- Ah, está cerca y hoy no hay tanto tráfico. Ahorita llegamos.

En su departamento, Benjamín Romo hacía su maleta mientras Ernesto lo esperaba en la sala. Unas camisas, unos calzones, unos pantalones. Algunos libros. Al cerrar la maleta, se revisó los bolsillos. Volteó a su alrededor y agarró unas llaves que estaban en su buró. Agarró su maleta y un abrigo, que llevó sobre el brazo.

El viaje hacia el psiquiátrico de Lourdes sí fue rápido. No había tanto tráfico. Benjamín Romo se bajó de la ambulancia y se despidió de Ernesto. Caminó hacia la recepción y sacó el papel para el Dr. Rivera.

- Buenas tardes, señorita, me manda el Dr. Velasco. Vengo con el Dr. Rivera.
- Buenas tardes, pase, el doctor está en su consultorio. Puede dejar sus cosas aquí si gusta.
- Si, muchas gracias. ¿Cuál es su consultorio?
- Por este pasillo, hasta el fondo. 

El consultorio estaba vacío. Benjamín Romo entró y se sentó en frente del escritorio. Al poco rato llegó el Dr. Rivera. Era robusto, y ligeramente mas alto que el Dr. Velasco.

- Buenas tardes, don Benjamín. Le voy a pedir, por favor, que me firme aquí estas hojas. Ahorita en un ratito lo vamos a pasar a su habitación. Mientras tanto, ¿no tiene hambre?, ya están sirviendo la comida en el comedor.
- Si, pues yo creo que de una vez como en lo que me pasan al cuarto.
- Mire, venga, acompáñeme. Lo voy a llevar.

El comedor era un salón mediano, pero bien distribuido. Había varias personas comiendo y varias personas sirviendo. Benjamín Romo tomó una bandeja e hizo fila para que le sirvieran. Después de haber agarrado su comida, se sentó en una mesa con otras tres personas.

- Buenas tardes. ¿Puedo sentarme?
- Buenas. Claro, siéntese. ¿Es usted nuevo?
- Sí, apenas acabo de llegar.
- Ah mire, mucho gusto. Mateo Ramos.
- Benjamín Romo, mucho gusto.
- Ellos son Jorge Salas y Enfrían Moreno.
- Hola, mucho gusto.

Apretones de manos.

- ¿Y cuando se volvió loco? ¿hoy?
- Si, ahorita en la mañana. Así, de repente. Hasta tenía una junta y todo.
- No pues  es que así llega. Yo estaba de vacaciones, fíjese. Estaba en la playa y todo. Y así, de repente, que me llega la locura.

Comenzaron a comer. Benjamín empezó con la sopa,  los demás con la ensalada.

- ¿Hace mucho que está aquí?
- Van a ser seis años ahora en agosto.


jueves, 6 de octubre de 2011

La muerte de los genios y el legado de los mortales




“I hope it is true that a man can die and yet not only live in others but give them life, and not only life, but that great consciousness of life.” -Jack Kerouac


La primera muerte a la que le puse atención fue a la de George Harrison en 2001. Yo tenía apenas 10 años, y era un fan absoluto de The Beatles. Desde entonces, cada que me entero de la muerte de un gran personaje que me ha inspirado o a la que admiro, viene a mi la misma preocupación. 
Me preocupa que no haya nadie para sustituirlos.
Este año Facundo Cabral y, apenas ayer, Steve Jobs. Incluso muertes anteriores a mi nacimiento (Borges, Dalí, Kubrick...); la preocupación de que no exista nadie que continue el legado, o la ampliación de un arte o ciencia, que alguno de estos hombres dejó atrás me deja pensando. Porque todo lo que existe y ha existido se lo debemos a hombres extraordinarios; detesto la idea de que esa clase de personas deje de existir y que todos nos conformemos, de una u otra forma, con lo que se ha logrado hasta ahora.
Y luego, me pongo a pensar en mi. Y no solo en mi, sino a todos los que me rodean. En mi generación y en los que todavía tienen un camino por delante. En los jóvenes y novatos.
Steve Jobs decía que uno debe encontrar aquello que ama en la vida para dedicarse plenamente a ello. Pienso que si alguién sabía lo que decía era precisamente él. Uno no puede sentirse plenamente vivo si no encuentra aquello a lo cual dedicar su vida. Que sea su pasión, su motivo. Esa hambre heróica por los logros, por la dedicación, por el sentido. Porque solo así podremos vivir nuestra vida y vivir en la de los demás cuando hayamos partido.
Es nuestro deber, el de nosotros, los pequeños y novatos, encontrar esa pasión por la vida. No slolo porque se siente bien, sino porque es lo correcto. De otra manera, estamos perdidos.







viernes, 16 de septiembre de 2011

Mexico vivo




¿Que es México? ¿Qué es lo que hace a México diferente? ¿Que es lo que más se admira de México? Y pareciera que la respuesta siempre es la misma, como un credo adentro de todos los mexicanos. Todos responden lo mismo y hablan de ello hasta el cansancio: lo que en verdad representa a México, y por lo que vale la pena quererle, es por la comida, los colores y la música. Dicha respuesta me molesta profundamente.
Entonces, si no me gusta la comida mexicana o si, por alguna razón de salud o del destino, no pudiera comerla ¿eso me haría menos mexicano? Si acaso me quedara ciego y no pudiera ver los colores, ni la arquitectura, ni los paisajes ¿no valdría la pena seguir queriendo a este país? Si por alguna razón me quedara sordo y no pudiera escuchar el mariachi ni los boleros ni el himno nacional ¿ya no valdría la pena seguir viviendo en esta nación? Incluso se admira de los mexicanos  su festividad y su alegría (que no es lo mismo que felicidad). Pero, si soy una persona mas bien tranquila a quien le gusta la quietud y el silencio, entonces ¿vivir en México se convertirá en un fastidio para el alma, en tener que soportar el ruido y desear vivir lejos?
Pareciera, pues, que las cualidades de México se resumen en un amasijo de hedonismo. Una catarsis de los sentidos. Una exaltación del placer a corto plazo. Es entonces que dichas cualidades se vuelven superficiales y débiles. Las virtudes deben dirigirse al espíritu y no a los sentidos, ya que así se vuelvan fuertes y perennes. Se impide, entonces, que se derrumben frente a los caprichos del placer de los sentidos.
Tal vez no sean precisamente la comida, la música ni los colores los factores que me molestan de la respuesta antes mencionada si no el enfoque que se les da. No es lo mismo decir que fue la pasión y dedicación de unas monjas poblanas lo que creó el manjar de los chiles en nogada a decir "que buenos están los chiles", ni decir que fue la diligencia y las agallas de los pobladores de este país quienes conquistaron terrenos tan adversos como desiertos, selvas y montañas a decir que México tiene bonitos paisajes.
Pude parecer que no exista diferencia entre estas expresiones y que la necedad de señalarlas se deban a la paranoia del autor. Pero las diferencias existen. Vale la pena señalarlas y analizarlas, pues las virtudes que describan e inspiren a toda una nación no se pueden dejar al azar. Habrá, entonces, que procurar los hábitos que conduzcan a una vida noble y carente de vicios.
Y que los mexicanos, al descubrir tales virtudes que inspiren al espíritu y a la imaginación, puedan atreverse a crear avances en favor de ellos y de toda la humanidad. Que con este poder creativo y fuerza de voluntad se acerquen ellos mismos a la gloria y a la verdadera felicidad. Que sientan la profunda libertad y el absoluto agradecimiento de haber nacido donde lo hicieron. Y que puedan regresar a sus virtudes fundamentales cuando necesiten inspiración. Pero para que esto suceda, la fuente del poder creativo de los mexicanos debe estar claramente identificado.
Y es que pareciera como si a México le asustara su propia gloria. Que no se atreviera a ser tan grande como pudiera ser. Por eso se procura hablar lo menos posible de los logros, se ataca al sobresaliente y se critica al virtuoso. Por supuesto que han existido en México personas excepcionales que han contribuido al desarrollo de su nación y del mundo entero. Pero han sido eso: excepciones. Un país no puede crecer a base de excepciones. Debe ser un sentimiento compartido, una fuerza que guíe y clarifique las ideas; un sendero que marque el camino para que los mexicanos lleguen a ser tan grandes como deseen serlo.
La razón (pero sobre todo, la costumbre) me llevaría a hablar de las cualidades de tal o cual país, sin embargo, no pretendo comparar a México con otra nación. No soy tan vanidoso como para pensar que conozco y comprendo las virtudes, costumbres y problemas de otro país que no sea el mio. Sin embargo, tengo una idea clara, proveniente de lo que mi espíritu y mi razón me dictan, del tipo de país en el que me gustaría que México se convirtiera.
Un México con gente que haga las cosas. Pero sobre todo, que encuentren sentido y realización en el trabajo. En mejorarse tanto ellos mismos como al lugar en el que habitan. Donde se procure cultivar la mente y el espíritu sobre los burdos y futiles placeres de los sentidos. Un México que cambie de los discursos y las habladurías hipócritas a la voluntad, la pasión y el optimismo. Un México que valla del grito al hecho.
No me mal interpreten. Me encanta vivir en México. Sobretodo porque es un país en donde hay muchas cosas por hacer. ¿Que merito habría en vivir en un lugar que ya lo tiene todo? Es la lucha por cambiar las cosas y ser mejores lo que dignifica al ser humano. Muchas personas sueñan con irse y vivir en un país que lo tenga todo. Donde se viva tranquilo. Yo no; alguien tiene que quedarse y tratar de mejorar las cosas. No es cuestión de suerte el haber nacido aquí; sería indigno irse sin siquiera haber luchado.
Viva México. Que viva pues. Es nuestro deber darle vida.



lunes, 11 de julio de 2011

Hoy conocí al Vampiro Canadiense



De la manera mas random conocí a este ex luchador, guitarrista de garigoles y ahora instructor de krav maga. Fui al salón de usos multiples de la UDG para investigar unas clases de TKD para mis hermanas y de pronto vi un salón grandísimo y muy bien equipado con los letreros de Krav Maga y Guardian Angels. Al principio me sorprendió muchísimo; el salón resaltaba de los demás. Adentro, un grupo de personas practicaban técnicas de combate en el suelo. Seguí mi camino, busque lo que tenía que buscar y cuando me regresé ahí estaba ese güero alto, fornido y con acento gringo empapado de sudor. Al principio yo no me di cuenta que era el Vampiro Canadiense, aunque se me hacía conocido. Nos preguntó si lo estábamos buscando, yo aproveché para preguntarle sobre las clases de Krav Maga.


Me dijo los días y los horarios en que están practicando. Me invitó a ir a una prueba. Mi papá le pregunto la diferencia entre el Krav Maga y otras artes marciales. "Las demás artes marciales son muy bonitas, muy vistosas, son un deporte. En el Krav Maga no. No me preocupo por que se vea bonito: yo llego y te saco los ojos". Creo que es la mejor definición que he escuchado, pues el Krav Maga se trata de eso, de sobrevivir lo más rápido y eficientemente que puedas. Le dije que no había escuchado que hubiera Krav Maga en la Universidad y el me contó que elquenodebesernombrado lo está apoyando con un proyecto social llamado Guardian Angels.



Los Guardian Angels es un proyecto social para trabajar en zonas marginadas para aumentar la seguridad de las mismas. A través de proyectos que van desde la integración de las pandillas y la organización de cuadrillas de vigilancia, los Guardian Angels buscan hacer de los barrios mejores lugares. Un muy buen proyecto en verdad, que espero tenga mucho éxito aquí en Guadalajara.

Al final le di mi nombre y, como aún no me había caído el 20 de que era el Vampiro Canadiense, le pregunté el suyo. "Me llamo Ian, pero dime Vampiro" me dijo. "¿Así como el Vampiro Canadiense?" le pregunté yo, bromeando. "Si, yo era el Vampiro Canadiense".

Poker face.

Un tipo muy buena onda en verdad. Por mi parte espero organizarme e integrarme a las clases de Krav Maga.

Página oficial


Requiem por Cabral


Facundo Cabral 1937-2011

"Que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace mas ruido que una caricia pero por cada bomba que destruya hay millones de caricias que alimentan la vida. El bien se alimenta de sí mismo. El mal se destruye a sí mismo. Si los malos supieran que buen negocio es ser buenos se harían buenos aunque fuera por negocio."









Y es que a me duele su partida, me duele el asesinato. Y la idea de pensar que un hombre que siempre ha hablado de paz pueda ser masacrado. Agradezco a la vida que me permitió verlo, oirlo en todo su esplendor y disfrutar de sus palabras. Que descanse en paz.





Uno a uno, los hombres buenos, los sabios, los maestros, nos dejan. Ya viene siendo hora de demostrar lo que hemos aprendido de ellos, pues este mundo estará perdido sin gente que esté a la altura de continuar con el Mensaje.

lunes, 4 de julio de 2011

Odiar a los gringos es tan mainstream





Yo sí estoy agradecido de todas las aportaciones que Estados Unidos le ha dado al mundo. El Jazz, Los Lakers, Hollywood, Thomas Jefferson y la búsqueda de la libertad, Rothko, Nueva Yor, Apple y los iPods, Starbucks y la cultura emprendedora, Allan Grinsberg, Bob Dylan, Jack Kerouac, el movimiento por los derechos humanos, el Dr. Martin Luther King Jr., Muhammed Alí, Abraham Lincon, las películas de vaqueros (y de vaqueros galácticos), Scorcese, Lynch, Kubrick... la lista continúa aproximandose al infinito.

Incluso estoy agradecido, en verdad, por su incursión a la segunda guerra mundial. Sea como sea, prefiero que Estados Unidos sea el imperio dominante del mundo a que lo hubiera sido la Alemania Nazi o el Japón Imperial. Aquellos que afirman que lo contrario habría sido mejor no saben lo que dicen.

Hay mucha gente que critica a Estados Unidos tirando piedras como si en sus propias patrias se estuviera libre de pecado. Criticando que hay gente tonta, políticos corruptos y empresarios malévolos. Lo que pasa es que en Estados Unidos las cosas se llevan un poco al límite: hay gente MUY tonta, políticos MUY corruptos y empresarios MUY malévolos. Pero también hay gente (y empresas) talentosísima, ingeniosa y creativa. Por fortuna he encontrado muchos (y muy buenos) amigos en aquél país.

Es verdad que Estados Unidos tiene sus defectos y sus errores, pero en verdad espero que la gente se organice para superarlos. Estados Unidos es una gran nación y en este 325 aniversario de su independencia bien valdría la pena reflexionar acerca de su historia y sus aportaciones para que la próxima crítica (o halago) sea más acertado.

Playlist: She's a good girl, is crazy about Elvis, loves Jesus and America too

martes, 14 de junio de 2011

25 años sin Borges


Cuando cumplí 15 años, me regalaron un iPod y dos libros de Borges. El iPod me fascinó, pero dejó de interesarme cuando salió un nuevo modelo. Borges me fascinó, y nunca ha dejado de sorprenderme. Y aunque existen en el mundo y en la historia escritores extraordinarios y a los que admiro, a Borges le tengo un cariño especial porque a través de sus cuentos pude conocer el nivel tan sublime que puede alcanzar la literatura. 


Yo no se como me hice de una copia del audio del gólem, y en mi ipod lo reproduje tantas veces que el poema me lo sé de memoria. Se trataba, para mí, de un poema que hablaba de la fuerza creadora, transmutada y hasta mística de la palabra y las letras. Fue en ese momento en que quise dedicarme a escribir cuentos.


Sentí mucha simpatía por Borges cuando leí más sobre su vida y vi sus entrevistas. Yo también era muy tímido en ese entonces (hoy todavía, pero no tanto), y la literatura era el mar donde se dispersaba a diario mi pensamiento. El misticismo, la historia antigua y moderna (a veces medio romántica), las obsesiones, los objetos.... eran temas de los cuales Borges escribía y a mí no terminaban de fascinarme.



25 años sin Borges. Espero que donde sea que esté sea feliz, y ojalá que tenga una gran biblioteca donde pueda leer todo lo que quiera porque "uno llega a ser grande por lo que lee, no por lo que escribe".

Si hay un Dios y ese Dios es justo, le va a dar a Borges una biblioteca infinita, para que sea tan grande como quiera.

martes, 24 de mayo de 2011

Gracias, Bob Dylan



Quienes inspiran a los grandes no son grandes, son inmensos. Bob Dylan es inmenso. Inspiró a los Beatles para que profundizaran en su música, y ningún gran músico puede negar su influencia. El trabajo de Dylan marcó un parteaguas en el paradigma de la música y de la literatura. Son letras son terriblemente buenas, y digo "terriblemente" porque es imposible que un artista no deje de sorprender a lo largo de 50 años de carrera. Ha Dylan no solo hay que reconocerle su talento, sino sus agallas por haber hecho lo que su intuición le dictaba y no casarse con ningún género ni estilo. Dylan es el verdadero rebelde. Su sinceridad y productividad no puede compararse con nadie.

Hoy, Mr. Dylan cumple 70 años y sería un hipócrita si no le hago un merecido tributo. De sus canciones, y de su vida, he aprendido más que lo que he aprendido en la escuela. Y me ha inspirado a reconocer y buscar la grandeza en la literatura; me ha hecho darme cuenta lo importante que las letras son para mí. Un hombre que debe ser respetado sin lugar a duda.

viernes, 29 de abril de 2011